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lunes, diciembre 19, 2011

PREVENCION DE ENFERMEDADES SEXUALES

Un informe de la FDA confirma la eficacia de los preservativos.
Por si todavía quedaban dudas sobre la eficacia de los preservativos a la hora de proteger de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) un informe de 63 páginas elaborado por la FDA (la agencia estadounidense del medicamento) pretende acabar con ellas. Este organismo ha confirmado que los condones de látex, cuando se utilizan correctamente, son la mejor arma para prevenir infecciones como el VIH.
Según la FDA, que ha preparado el documento en respuesta a una ley del año 2000 que lo solicitaba con la intención de incluir en las cajas de profilácticos etiquetas más precisas, los preservativos de látex son "altamente eficaces" para evitar el VIH, la gonorrea, la clamidia, la tricomoniasis y la hepatitis B, así como para prevenir los embarazos.
Sin embargo, el informe también recoge que los condones muestran menos eficacia cuando se trata de proteger del herpes genital, del virus del papiloma humano —que puede causar cáncer de cérvix en las mujeres-, de la sífilis y del chancro. La razón es que las lesiones producidas por estas enfermedades pueden aparecer en partes de la piel que no están cubiertas por el preservativo.
Aunque la FDA todavía no ha presentado una propuesta específica sobre el etiquetado de los profilácticos, sí ha hecho una serie de recomendaciones sobre lo que deberían incluir. Sería, según informa el diario The Wall Street Journal, algo así como "los condones ayudan a reducir el riesgo de transmisión del VIH (sida) y de muchas otras enfermedades de transmisión sexual". Además, algunos llevarían el mensaje de que son eficaces para prevenir los embarazos.
"Conclusiones exageradas"
El extenso informe de la FDA no ha satisfecho a todos. El senador republicano de Oklahoma, Tom Coburn, que impulsó hace cinco años la ley que ha motivado este documento, ha criticado su contenido.
Sin embargo, la FDA considera que "existe una fuerte evidencia para concluir que los preservativos son eficaces en reducir el riesgo de transmisión de ETS, aunque esta reducción varía según el tipo de enfermedad y la forma en la que se transmite".

vacunas en adultos


Vacunas en adultos


Las vacunas son medicamentos biológicos que aplicados a personas sanas provocan la generación de defensas (anticuerpos) que actúan protegiéndole ante futuros contactos con los agentes infecciosos contra los que vacunamos, evitando la infección o la enfermedad.
Las vacunas constituyen una de las medidas sanitarias que mayor beneficio ha producido y sigue produciendo a la humanidad, previenen enfermedades que antes causaban grandes epidemias, muertes y secuelas. Las vacunas benefician tanto a las personas vacunadas como a las personas no vacunadas y susceptibles que viven en su entorno.
Mediante las vacunas hemos conseguido erradicar la viruela, estamos finalizando la erradicación de la poliomielitis en el mundo, el sarampión ha dejado de ser un problema frecuente en nuestro medio, no tenemos casos de difteria y otras enfermedades como la tos ferina, el tétanos, la hepatitis B, las meningitis meningocócicas B...están siendo controladas.
Aunque los niños son los que reciben la mayoría de las vacunas, los adultos también necesitan protegerse mediante la vacunación frente a gérmenes como los del tétanos, la difteria, el neumococo, la gripe, la rubéola...que son causa de enfermedades también en los adultos, en muchos casos mas graves que en los niños.
Por otra parte existen en el adulto estilos de vida o actividades laborales que aumentan el riesgo de exposición a los agentes infecciosos causantes de enfermedades prevenibles mediante vacunación y que orientan las recomendaciones específicas de vacunación: de la hepatitis B en trabajadores sanitarios; el tétanos en trabajadores de obras, agricultura, pesca, minería, etc. En otros casos la propia actividad laboral hace que el trabajador sea el agente transmisor a personas susceptibles: cuidadores de residencias de ancianos, personal sanitario...por lo que su vacunación reduce la probabilidad de que las personas atendidas por ellos contraigan la gripe, la hepatitis A, la varicela entre otras.
Un elemento adicional que explica la gran importancia de la vacunación en los adultos es la mayor gravedad que en ellos tienen algunas enfermedades (la varicela, la gripe en mayores de 65 años...) y en especial en adultos con enfermedades crónicas hepáticas, renales, pulmonares, cardiacas que hacen necesario prevenir infecciones por neumococo o la gripe, causantes con frecuencia de complicaciones o de que se agraven las enfermedades crónicas.







Calendario de vacunaciones del adulto
El calendario mínimo de vacunaciones de un adulto comprende las vacunas frente al sarampión, la rubéola y la parotiditis; la gripe, el tétanos-difteria y la vacuna frente al neumococo. Según la actividad profesional, estilos de vida, viajes...son de indicación frecuente la vacuna frente a la Hepatitis B o frente a la Hepatitis A.
VACUNAS AÑOS
18-34 35-64 >64
Gripe(a) X
Neumocócica (b) X
Td (c) X X X
Rubéola (d) X X X

(a) Una dosis anual.
(b) Una dosis. Poner una segunda dosis si la primera se aplicó antes de los 65 años y han transcurrido más de 5 años.
(c) Una dosis de recuerdo cada 10 años.
(d) Deben estar vacunadas todas las mujeres en edad genésica (logísticamente es aconsejable una dosis de TV).

Es importante recordar la necesidad de que también los adultos guarden el carné de vacunaciones para presentarlo en el sistema asistencial en caso de accidente, intervención quirúrgica y para el correcto seguimiento de la aplicación de las dosis de recuerdo de las vacunas.
Efectos secundarios de las vacunas.
Aunque las vacunas se consideran medicamentos muy seguros, en ocasiones pueden aparecer algunas reacciones adversas como: enrojecimiento leve y dolor en el lugar de la inyección, fiebre o dolores musculares. En contadas ocasiones se han presentado reacciones alérgicas fuertes a alguno de los componentes de las vacunas.
Como ocurre con todos los medicamentos, existe un riesgo de que ocurra algún problema, pero este riesgo es siempre mucho menor que el derivado de contraer la enfermedad.

Dr. GASTON GONZALEZ PALMA
Apoquindo 4100, metro Alcántara, las Condes
TEL 02-29209808

dieta en colon irritable

Si usted ha sido diagnosticado de Síndrome de "colon irritable" o "intestino irritable" y presenta estreñimiento o diarrea leve o bien alternancia de estreñimiento y diarrea, deberá aumentar la ingesta de fibra, mediante:
Aumente el consumo de alimentos ricos en fibra: pan integral, frutas con piel y verduras.
Utilice suplementos de Salvado de Trigo: 4 a 8 cucharadas al día, mezclados con líquidos o alimentos.
En ocasiones su médico le puede prescribir medicamentos del tipo:
Plantaben, 1 sobre cada 8 ó 12 horas disuelto en un vaso de agua, ó
Cenat, 2 cucharaditas cada 12 horas con un vaso de agua.
Modifique sus hábitos de comidas:
Haga una dieta "pobre en grasas" y "rica en proteínas" (carnes y pescados).
Coma despacio y procure masticar bien.
Evite comida copiosas, son preferibles comidas más frecuentes y menos abundantes.
Evite los alimentos que usted note que le desencadenan o empeoran sus síntomas. Los que con más frecuencia le perjudican son: especias, alcohol, tónica, sopas de sobres, cacao, derivados lácteos, quesos, yogurt, bollería, pasteles, helados, mantequilla,...
Si lo que predomina es la diarrea evite los derivados lácteos, café, té y chocolate. Puede tomar leche vegetal (de almendras).
Evite las bebidas con gas y los alimentos flatulentos como: col, coliflor, habas, garbanzos, lentejas, coles de Bruselas, cebollas, puerros, guisantes, frutos secos y en conserva.
Aumente la ingesta de agua (de 1.5 a 2 litros diarios), sobre todo si predomina el estreñimiento.
Procure mantener un horario fijo de comidas, e intente evacuar siempre a la misma hora y sin prisas, preferiblemente después del desayuno.
Realice ejercicio físico, caminar, nadar,...
El dolor abdominal se puede aliviar aplicando calor local suave.
Evite el uso de laxantes.
Evite, en lo posible, las situaciones que le pongan nervioso o estresen.

Una dieta:
Desayuno y merienda:
Leche de almendra, infusión de té o café. Azúcar. Pan integral. Margarina. Frutas: manzana, pera, plátano... Zumo natural de frutas.
Comidas principales:
Caldos y sopas de vegetales o carnes, no grasos.
Pastas, patatas cocidas o al horno. Arroz.
Carnes sin grasa (ternera, pollo, pavo, cerdo, cordero) cocidas, al horno o plancha. No fritas.
Pescados de todos los tipos, no fritos.
Huevos.
Todas las verduras excepto las arriba indicadas.
Ensalada de lechuga, escarola, tomate.
Frutas: manzana, pera, plátano. Manzanas al horno. Jalea.
Pan integral.
Complementos:
Aceite (oliva, girasol, maíz): dos cucharadas al día.
Bebidas: solo agua o zumos naturales de frutas.
Puede condimentar con sal, salvo que no esté indicada por otras enfermedades (hipertensión...).